CLARA ES TU NOMBRE... CLARO TU VIVIR...
Clara es tu nombre, claro tu vivir… Trigo tus cabellos, miel tu sonreír. Frágil como un mimbre, sed de eternidad… Dios te da su fortaleza. Sol de claridad.
CLARA, CLARA, CLARA TRIGO LIRIO Y LUZ. CLARA, CLARA, CLARA
ESPOSA DE JESÚS. CLARA, CLARA, CLARA ALMA DE CRISTAL… EN INVIERNO Y EN LA NIEVE FLORECIÓ EL ROSAL.
Ayer 10 de agosto se cumplió dos
años de la puesta en escena de Clara “Ejemplo de virtudes”, una obra muy
ambiciosa que nuestra ofs quiso dar a conocer sobre nuestra madre Clara, y es
que muy poco conocíamos sobre ella. En la obra, incluimos varios cantos conocidos,
entre ellos el que acabo de citar, es un canto que desde que lo escuché me llamó mucho la
atención y esta es la razón. En la canción encontramos desde el inicio la
naturaleza de Clara, una mujer de una vida intachable de una belleza singular,
propia de la nobleza italiana de figura muy delicada y fina, pero de una gran
fuerza, esa fuerza que sólo nos la da Dios.
Este trinomio de virtudes denotan el gran cariño que le profeso a nuestra Madre Clara y quiero terminar este breve tema, con la parte final del coro: EN INVIERNO Y EN LA NIEVE FLORECIÓ EL ROSAL, esto lo escuché de una gran franciscano que toda su vida era una música, él en una reunión nos hablaba sobre este canto y nos contó una leyenda antigua sobre Francisco y Clara, una leyenda que se refiere al tiernísimo candor que existía entre ambos: «En cierta ocasión, Francisco había oído alusiones inconvenientes. Fue a Clara y le dijo: ¿Has oído, hermana, lo que el pueblo dice de nosotros? Clara no respondió. Sentía que su corazón se iba a parar y que si decía una sola palabra más, lloraría. Es tiempo de separarnos, dijo Francisco. Ve tú delante y antes de que caiga la noche habrás llegado al convento. Yo iré solo y te acompañaré de lejos, según me conduzca el Señor. Clara cayó de rodillas en medio del camino, poco después se repuso, se levantó y siguió caminando sin mirar hacia atrás. El camino atravesaba un bosque. De repente, ella se sintió sin fuerzas, sin consuelo y sin esperanza, sin una palabra de despedida antes de separarse de Francisco. Aguardó un poco. Padre, le dijo, ¿cuándo nos veremos de nuevo? Cuando llegue el verano, cuando vuelvan a florecer las rosas, respondió Francisco. Y entonces, en aquel momento, sucedió algo maravilloso: parecía que hubiera llegado el verano y miles y miles de flores irrumpían sobre los campos cubiertos de nieve. Tras el asombro inicial, Clara se apresuró a coger un ramillete de rosas y lo puso en las manos de Francisco». Y la leyenda termina diciendo: «A partir de ese momento Francisco y Clara nunca más se separaron».
Estamos ante el lenguaje
simbólico de las leyendas. Son ellas las que guardan el significado de los
hechos primordiales del corazón y del amor. «Francisco y Clara nunca más se
separaron», es decir, supieron articular su mutuo amor con el amor a
Cristo y a los pobres de tal forma que era un solo gran amor. Efectivamente
jamás salió uno del corazón del otro. Un testigo de la canonización de Clara dice
con gracia que a ella Francisco «le parecía oro de tal forma claro y
luminoso que ella se veía también toda clara y luminosa como en un espejo».
¿Se puede expresar mejor la fusión de amor entre dos personas de excepcional
grandeza de alma? Muchas gracias por escucharme y recordar en este día del
tránsito de nuestra madre aspectos importantes de su vida, les dejaré el audio
original para que lo escuchen ahora desde otra perspectiva. Paz y Bien, su
hermano MiAnCordDi
PD. Algunas fotitos de la puesta en escena
Nuestra fraternidad avanza y solo depende de sus integrantes que el sacrificio de San Francisco y Santa Clara no sea envano. Que buen trabajo hno. Formador. Gracias y que el Espíritu Santo lo siga inspirando.
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